Ya está disponible el tercer volumen del «Método al revés», el sistema de aprendizaje de lectoescritura diseñado para facilitar la incorporación de los niños al uso correcto del lenguaje de forma divertida y, a su vez, adaptada a las particularidades de cada alumno y respetuosa con los distintos ritmos de aprendizaje.
Una vez más, tengo la ilusión de que este tercer número obtenga una gran acogida, al igual que la de los dos volúmenes anteriores, ya que soy conocedora de que las personas que se han iniciado en el uso de este Método están esperando sucesivas entregas.
Este tercer volumen profundiza, sobre todo, en la necesidad y en las estrategias de la comprensión, con lo que los textos que aquí aparecen se adaptan a distintos niveles y continuamente interpelan a la interacción del niño con los demás y consigo mismo.
El objetivo fundamental de este libro sigue siendo propiciar e incentivar el interés del niño hacia la lectura y la escritura, de manera que desarrolle sus propias estrategias y, así, fluyan sus capacidades.
¿QUÉ SE TRABAJA EN ESTE LIBRO?
En la primera parte de este libro se trabajan las sílabas inversas de las letras: r, s, l, n y p.En la segunda parte, se trabajan las sílabas directas e inversas de las letras: d, j, m, t, y f.
Además, se sigue prestando mucha atención a los conceptos básicos, haciendo un uso razonado y secuenciado de los mismos..
¿CÓMO SE TRABAJA?
En los diferentes textos se pretende que todos los niños, respetando las individualidades (no todos los niños utilizan exactamente las mismas estrategias), disfruten aprendiendo a leer. Por esta razón, estos libros se pueden utilizar a muy diferentes niveles, desde el texto que tiene necesariamente que ser leído por el adulto, hasta el mismo texto que posteriormente es leído por el niño de forma correcta.
Los textos son fácilmente entendibles porque se sigue utilizando vocabulario adaptado a este nivel y oraciones cortas para favorecer la atención y la comprensión. Todos ellos están pensados para que después de leerlos se pueda trabajar la comprensión oral, que no solo es importante en sí misma sino que es un pilar imprescindible de la comprensión escrita. Por otro lado, resulta interesante despertar la curiosidad e incluir el factor sorpresa a la hora de fomentar el interés por el aprendizaje.
Se fomenta la lectura correcta desde el principio, y se conmina al alumno a hacer preguntas siempre que no entienda algo, teniendo siempre presente que todo trabajo necesita ineludiblemente un proceso de observación previo para saber desde dónde debemos empezar (desde un nivel fácil y haciendo progresiones paulatinamente), siendo conscientes de que es necesario orientar al niño antes de enfrentarlo a un nuevo trabajo. Se debe trabajar con calma, despacio y tener presente que es mejor dejar de hacer un trabajo o parte del mismo para otro día, que hacerlo cuando los niños, por distintas razones, han perdido el interés.
En lo que respecta a la lectura, se sigue partiendo de la identificación de las letras que componen la palabra, para que vayan aprendiendo las reglas de transformación de grafemas a fonemas. Paralelamente, también se hace una lectura de imágenes apoyada con la palabra. De esta manera, se usa la palabra que es mucho más cercana y significativa, y la lectura resulta menos reglada, más libre y amena.
A medida que los niños adquieren destreza en las reglas de conversión grafema-fonema, y, a través de la lectura, poco a poco, van perfeccionándola y aprendiendo las imágenes de las palabras escritas. Así, con la práctica, son capaces de leer con soltura esas palabras directamente. (De hecho, los letreros de la calle, folletos publicitarios, etc. son de gran ayuda para el proceso inicial de la lectura). Además, es muy importante tener en cuenta la precisión y la velocidad lectora, ya que estos factores suelen ser claros indicadores del desarrollo del proceso lector.