Hace tiempo se llevaron a cabo en diferentes países programas de educación compensatoria para Educación Infantil con el objeto de mejorar la inteligencia de los niños más desventajados para poder superar las diferencias de origen.
En España, el profesor Pinillos puso de manifiesto como, después de haber aplicado estos programas, los resultados obtenidos eran muy variables en función, sobre todo, de la calidad del programa, extensión, motivación de los profesores etc.
D.P. Werkart, en su “Proyecto Perry”, afirmó que “una experiencia educacional temprana alterará la vida del niño”.
En la misma línea Becker,“ Programa Bereiter-Engelmann” dijo: “Si a niños en desventaja se les enseña una amplia variedad de conceptos a una tasa superior a lo normal, se volverán relativamente listos”.
Bereiter y Engelmann elaboraron un programa altamente estructurado y sistemático donde la tasa de instrucción era más alta que la que recibían los niños sin dificultades.
De la única experiencia que tengo conocimiento es del trabajo que Carmen Pardal y un grupo de profesionales llevaron a cabo en una zona deprimida de Andalucía en 1984. Después de dos años de aplicación del programa Bereiter, se obtuvieron resultados semejantes a los conseguidos por Bereiter y Engelmann con niños americanos. Después de aplicarles el WISC, comprobaron cómo los niños a los que se les aplicó el programa habían conseguido una ganancia global de casi 20 puntos. En el desarrollo verbal habían conseguido 5 puntos por encima del grupo de control.
Migilorino afirmó que:
“La herencia determina el límite de la inteligencia que cada uno puede alcanzar, pero no el grado que alcanzamos, éste dependerá fundamentalmente de los estímulos ambientales, educativos, etc.”