En este apartado partimos de que el niño ha trabajado y sigue trabajando el equilibrio, tanto estático como dinámico; y la coordinación, tanto de sus movimientos como de brazos y piernas (motricidad gruesa).
Ahora, vamos a pasar a la motricidad fina: movimientos menores en los que utilizamos partes más pequeñas del cuerpo: brazo, antebrazo, muñeca, hombro, mano…en definitiva, partes del cuerpo directamente implicadas, más tarde, en el proceso escritor.
¿Por qué considero que son necesarios estos ejercicios?
- Porque el niño es movimiento y el juego forma una parte muy importante en su vida. Por estas razones, estos ejercicios están perfectamente adaptados a las características citadas.
- Porque mediante estos ejercicios y otros muchos el niño desarrolla la coordinación motora y el tono muscular de brazos, manos, muñeca, dedos… necesario para escribir.
- Porque es imprescindible dedicar tiempo a los hábitos posturales. Un ejemplo: es necesario que el niño se siente correctamente porque pasa mucho tiempo en el colegio en esta posición realizando sus tareas escolares. Si le trabajamos el sentido de la verticalidad acostado con la columna vertebral pegada al suelo y después pegada a la pared, es muy probable que, con las orientaciones necesarias, no tenga problema para sentarse correctamente en su silla.
A continuación, voy a poner un ejemplo basado en un caso real, a ver si soy capaz de explicar lo que quiero en pocas palabras.