Durante los primeros años de la vida escolar de los alumnos es el momento en el que se produce el mayor desarrollo motor.
El movimiento en los niños es absolutamente necesario para su desarrollo y ha de ser adecuado para favorecer el progreso y la maduración intelectual y personal del alumno. Para ello, debe empezar a explorar el espacio que le rodea, a moverse y a relacionarse con él.
Cuando empezaba el curso, utilizaba las primeras clases de psicomotricidad únicamente para observar los movimientos de los niños, cómo se movían en el espacio. Cuando les decía que ocupasen el espacio libre, solían acabar todos juntos en el centro de la clase o pegados a la pared y, excepto los más intrépidos, un número considerable de niños y un número superior de niñas mostraban inseguridad al subirse a un lugar un poco alto o al moverse con soltura caminando sobre un banco sueco.
Esto me servía para hacer una exploración inicial y para apuntar en un registro individual y en otro general los datos que consideraba más significativos y necesarios para, a partir de ahí, iniciar la programación de las primeras clases.